12/12/20 Usually Chanukah is all about get togethers with friends at our house or their houses. Big annual parties, community celebrations. Shipment of presents — two kids x eight days each — that my mom brings along when they visit for Thanksgiving and leaves with us, squirreled away in a closet, until the appropriate moment. Chanukah is not a big holiday, despite the bullshit attempts at parallels In media and popular culture, and I never really have shopped for the kids. Just let my mom do one token gift a night, more or less, and that’s it. This year, of course, we’re doing it differently. No community gatherings at all. No latke and dessert gatherings at friends’ houses to light the candles, and no one at ours. No parties. But we did make a ton of latkes last weekend and have been eating them all week, accompanied by the usual disagreements: Applesauce AND sour cream? Just applesauce? Sour cream only? Or, the genuinely contentious question: salt or sugar? (My family has a salt wing and a sugar wing, so I can appreciate both, but would say I’m planted squarely in the sugar wing!) Presents situation was different too. Without my mom’s careful planning, preparation, wrapping, and delivery, I had to pull something together myself. I’ve spoken with friends and other parts of the country in the past few weeks who won’t set foot in any stores unless absolutely necessary, but I’ve been to Marshall’s a bunch of times. One hour at Marshall’s, $200 later, and I had enough silly little gifts (and wrapping paper) to make it through the holiday: Kids robes, superhero slippers, toy dinosaurs, a set with a ton of tiny nail polish colors, etc. We’re managing this one just fine. And I’m still ready for more latkes.
December 13, 2020
Parecerá una gran ingenuidad, pero solamente hasta tiempos recientes fui consciente de que no existe un sentido de "justicia" en lo ocurre en la vida o en la sociedad. Tanto el desmoronamiento de mi vida en el 2015 como el desmoronamiento de la vida que conocíamos en el 2020 con el COVID 19 fueron grandes momentos para saber y experimentar que no existe justicia posible que te salve de lo inevitable. En las últimas semanas he sabido de personas con grandes fortunas, que invirtieron grandes cantidades de dinero en hospitales para intentar salvarse de los efectos del COVID 19 en sus organismos y nada de ello sirvió para evitar que murieran. Aquí hablamos más de grandes recursos financieros y no de justicia, pero igual: personas con grandes contribuciones a la sociedad, buenas personas, gente que tenía un futuro que aportar han desaparecido en esta hecatombe y no hay justicia que los haya salvado. Yo creía que si hacías A + B + C el resultado sería justo. Y no. El resultado puede ser cualquier cosa. Y puede ser cualquier cosa que esté totalmente fuera de tu control. La incertidumbre es la norma de nuestros tiempos. Esto vuelve loca a la gente. De verdad. No tener control, no saber qué pasará, cuándo o cómo. En mi país, la vacuna no llega. Sé que hay grupos poblacionales a los que les tiene sin cuidado la falta de vacunas, incluso el COVID 19 mismo. Supongo, porque no lo he estudiado a conciencia, que es una cuestión cultural. No les importa, este es un ladrillo más en el desastre cotidiano, una razón más para la muerte, una cosa que vendrá y desaparecerá y no merece su atención, ni ningún cambio fundamental en sus vidas. Pero en las zonas más urbanas sí importa que no hayan vacunas a estas alturas. Sí importa. Especialmente por todos los médicos y personal de hospitales que están atendiendo a los enfermos. Es increíble la incapacidad del gobierno.
March 8, 2021